miércoles, 5 de febrero de 2025

La educación como encuentro humano: Más allá del razonamiento técnico-instrumental

En el quehacer docente, es común caer en una rutina dominada por planificaciones, metodologías y objetivos de aprendizaje. Sin embargo, en ocasiones, este enfoque técnico-instrumental nos hace perder de vista lo más esencial: los estudiantes son personas con historias, emociones y necesidades que van más allá de la adquisición de conocimientos. Tratar a los alumnos solo como receptores de información limita su desarrollo integral y reduce la educación a una mera transmisión de contenidos.

La educación es un encuentro humano. Cada estudiante llega al aula con su propio bagaje, enfrentando desafíos personales, familiares y sociales que inciden en su proceso de aprendizaje. Ignorar esta dimensión y centrarse únicamente en estrategias didácticas y evaluaciones eficaces puede generar desconexión, desmotivación e incluso resistencia al aprendizaje. En cambio, cuando un docente se involucra desde una perspectiva más humana, se genera un ambiente de confianza y respeto que favorece el desarrollo del pensamiento crítico, la creatividad y la autonomía.

Es fundamental adoptar una pedagogía del reconocimiento, en la que los estudiantes sean valorados no solo por sus logros académicos, sino también por su identidad y sus esfuerzos. Pequeños gestos como escuchar activamente, mostrar empatía y brindar apoyo genuino pueden marcar una gran diferencia en la vida de un estudiante. Cuando los alumnos sienten que son tratados como personas y no como simples números en una lista de asistencia, su motivación y compromiso con el aprendizaje se fortalecen.

Por ello, es importante equilibrar el conocimiento técnico con una visión ética y humanista de la enseñanza. La educación no debe limitarse a la transmisión de información, sino que debe contribuir a la formación de ciudadanos críticos, solidarios y capaces de transformar su entorno. Como docentes, tenemos el privilegio y la responsabilidad de impactar vidas, y ese impacto será mucho más significativo si partimos de una comprensión profunda de lo que significa educar: no solo enseñar, sino también acompañar y dignificar a cada estudiante en su proceso de crecimiento.

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