En mi post anterior señalaba que, a grandes rasgos, el nivel de desarrollo de una sociedad puede caracterizarse suficientemente bien analizando tres aspectos: su sistema penitenciario, su sistema educativo y las celebridades a las que admira. Hoy haré una breve reflexión sobre algunos puntos que considero sustanciales respecto a la Educación en México. Hablaré pues de vida, de muerte y de amor. Así de complejo es este tema, por lo que sólo aspiro a hacer un boceto preliminar.
De vida, porque la calidad de vida de una sociedad está directamente relacionada con el nivel de educación. Para esto hay que entender calidad de vida como bienestar en términos de alimentación, vestido, vivienda, acceso a cultura, información, medios de esparcimiento y todos los satisfactores materiales derivados de ingresos económicos; y por otro lado, de manera complementaria, entenderla como el bienser que se refiere al grado de autorrealización de cada individuo y que involucra aspectos como la motivación, autoestima, desarrollo ético y espiritual.
De muerte, porque toda falla en la misión del sistema educativo, repercute en una muerte simbólica a largo plazo del sujeto inquisitivo, del sujeto crítico, del sujeto creativo, del sujeto ético, del sujeto colaborativo, del ciudadano, del socio, del compañero, del futuro administrador, gobernante, oficinista, publicista, de la economía nacional, de la competitividad organizacional, etc. Porque la escuela no sólo crea las situaciones para la construcción del conocimiento, también forja el carácter y determina creencias fundamentales en la toma de decisiones futuras del individuo con respecto a su vida, a su familia y a su trabajo dirigiendo así a buen puerto o al naufragio el barco social.
De amor, porque la tarea fundamental del sistema educativo debería consistir en humanizar. Humanizar es, en pocas palabras, mejorar la calidad de las relaciones con uno mismo, con los demás y con el entorno. Únicamente de esa fuente pura que llamamos amor puede surgir un genuino interés por la humanidad.
Ahora bien, el enfoque educativo que hasta ahora ha prevalecido en nuestro país es el que ha entendido el proceso educativo como transmisión de información de un docente poseedor de verdades absolutas, eternas e incuestionables hacia un alumno pasivo, receptivo, disciplinado que repite esas “verdades” y las guarda en compartimentos definidos y separados entre sí llamados asignaturas. Este tipo de educación evalúa con exámenes escritos donde lo primordial es la memoria y no la comprensión, o sea que se ocupa más de los datos que del conocimiento, este tipo de entorno escolarizado que predomina todavía en la mayoría de escuelas –incluyendo el famoso centro escolar en el que estudié- fomenta el individualismo, la competencia, castiga el error e impone reglamentos y valores respaldados por la costumbre y la tradición. Así es como la mal llamada educación –porque en realidad es sólo instrucción- plantea objetivos desarraigados de los intereses más profundos de los estudiantes, genera una brecha psicológica entre el mundo de la escuela y el mundo de la vida, capacita, es cierto, para responder a las exigencias cotidianas de la vida y aspirar a un empleo, pero no para desenvolverse eficientemente en el mundo de cambio-crisis-globalización que corresponde al siglo XXI y que ha descrito con precisión el Dr. Martín López Calva siguiendo la línea reflexiva de Edgar Morin. (Se recomienda leer: Educación Humanista, Tomo I. Gernika).
Durante 100 años la educación como política, sistema y cultura se ha planteado como meta la cobertura del territorio nacional y ha dejado de lado la calidad.
Pero aún así, hoy tenemos que:
“Alrededor del 43% de la población mexicana, de 15 años y más, no cuenta con educación básica completa (Presidencia de la República, 2009); las consecuencias de este deterioro acumulado y extensivo son gravísimas para el tejido social, la convivencia entre ciudadanos y la viabilidad de las instituciones.” (Contra la Pared, el estado de la educación en México, 2009, p. 20)
Esto quiere decir que si la cobertura, a la que se han dedicado tantos esfuerzos y presupuesto presenta estos números, imaginemos contra qué nos enfrentamos cuando se habla de calidad educativa –un tema relativamente reciente-. De hecho, en los exámenes internacionales estandarizados PISA 2006, nuestro país ocupa lugares poco decorosos en Lectura, Matemáticas y Ciencias en el comparativo internacional.
Ya es tiempo de que como sistema, cultura y práctica educativa –no sólo como política y discurso- el reto se convierta en educar con calidad. ¡Pero cuando he preguntado qué significa educar con calidad muy pocos lo tienen claro!…
La educación de calidad viene dada por la confluencia de los siguientes factores-dimensiones:
Eficiencia-Económica: que implica el logro de resultados con un aprovechamiento óptimo de los recursos a través de los procesos adecuados (coherencia entre insumos y procesos con productos, “hacer más con menos”. Productividad.
Eficacia-Pedagógica: que implica el grado de coherencia entre resultados y objetivos educativos propuestos.
Efectividad-Socioeconómica: el impacto por atender a necesidades, expectativas y aspiraciones de los sujetos, que responden a situaciones que son consideradas socialmente valiosas. Competitividad.
Equidad-Social: la mayor cobertura con igualdad de oportunidades de acceso, permanencia y condiciones que implique una atención educativa diferenciada.
Pertinencia-Cultural: por abordar las necesidades sociales desde una perspectiva sociocultural adecuada propiciando alto nivel de significado (contextualización).
Relevancia-Filosófica: que la formación es en sí misma trascendente para el ser humano.
Gestión-Sistémica: la función que integra los procesos de planeación, organización, dirección y control, que implica operar con los actores la dinámica de las demás dimensiones de la calidad desde una perspectiva moderna de aprendizaje organizacional, administración del conocimiento y del capital humano.
(Planteamiento de “Educalidad” de Márquez Rossano, 2008)
¿Por qué es importante que se asuma la calidad educativa así planteada como reto?
Porque de otra forma no es posible que la sociedad aspire a mejores estándares de calidad de vida y si eso no ocurre, ocurre el proceso contrario: la degradación social. Y creo que nadie desea que sus hijos vivan en una sociedad que se desmorona, en la que pierden credibilidad las instituciones, la legalidad se manipula y las oportunidades de crecimiento quedan restringidas a un círculo de privilegiados.
El Informe de la Asociación Civil Mexicanos Primero profundiza un poco más sobre el impacto de una mala educación en el tejido social:
“Las personas de menor escolaridad y bajo aprovechamiento educativo se topan con el riesgo constante del empobrecimiento, pues típicamente su ingreso será pequeño y deberán aplicarlo de inmediato a las necesidades básicas, sin posibilidades de hacerlo crecer como verdadero patrimonio. Muchos de los trabajos disponibles para ellos serán de alto desgaste físico, rutinarios; sin posibilidades de ascenso ni de aprendizajes diferenciados. Las condiciones serán de subordinación inobjetable, con lo que se sigue alimentando —en un círculo vicioso— que el único contrapeso sea un modelo de sindicato que confía principalmente en el número, el empuje irreflexivo y la capacidad de paro o veto, con formas de organización también verticales, autoritarias y opacas.” (Contra la Pared, el estado de la educación en México, 2009, p. 21)
“Las personas de menor escolaridad y bajo aprovechamiento educativo sufren una asimetría de información y baja disponibilidad de instrumentos que reducen costos de transacción —especialmente créditos favorables— que les hace consumir de una manera más cara, dispersa y de baja calidad.”
“Con estas realidades, multiplicadas por cientos de miles de personas menos educadas, no es extraño que la productividad de México sea baja, y que en consecuencia la competitividad del país experimente retrocesos. No se está alcanzando la masa crítica para generar cadenas de alto valor agregado: el país ha perdido preponderancia, en el contexto internacional, como proveedor de maquila intensiva y como suministrador de materias primas, pero el hecho de no contar con esos esquemas como las fórmulas principales de generación de riqueza en México tampoco ha implicado un crecimiento, en la misma proporción, en la reconversión para colocarse como proveedor de servicios y productor innovador con altos retornos.” (Contra la Pared, el estado de la educación en México, 2009, p. 21, disponible en
http://educacioncontalento.blogspot.com/ )
¿Qué podemos hacer como navegantes de la blogósfera ante todo esto?
Por principio de cuentas informarnos e informar a otros. Exigir calidad. Proponer soluciones.
En la práctica educativa concreta propongo:
-Detectar de manera temprana los talentos de los estudiantes y fomentar proyectos escolares en donde estos talentos puedan germinar y desarrollarse de manera plena y con la guía de expertos. (Si estás interesado en conocer tus talentos a través de un test escríbeme a
educacioncontalento@gmail.com)
-Realizar encuentros de Generaciones en los que los profesionales de hoy retroalimenten a la institución que los educó señalándole sus fortalezas y debilidades y acerquen sus experiencias a las generaciones más jóvenes. (Este año quedaría bien un encuentro de generaciones 2000-2010)
-Integrar las TIC a los procesos de enseñanza-aprendizaje. Los estudiantes de hoy soy nativos digitales y como tales hay que adaptar la manera de dar clases. Pero no se trata de encender una computadora y hacer dictado en Word, sino de explorar las posibilidades de la web 2.0 y desarrollar competencias informacionales, informáticas, investigativas, innovadoras, intelectuales y otras muchas “i”.
Como sistema educativo:
-Captar a los mejores estudiantes para profesionalizarlos en su área de interés y posteriormente acercarlos a la labor educativa. Los países con más alto desempeño educativo como Finlandia sólo admiten a los mejores en el servicio docente y esa profesión cuenta con una alta valoración y estima social y económica.
-Implementar sistemas de calidad en toda dependencia y escuela. Cosas tan sencillas como definir políticas de calidad, objetivos, requisitos, funciones, jerarquías organizacionales, indicadores, sistema de registros, compromisos, normatividad, valores y formas de evaluación pueden representar un cambio sustantivo en la manera de hacer las cosas.
Como cultura educativa:
-Acercar opciones de formación profesional a los docentes. En las que se reflexione sobre la propia práctica educativa, se incentiven procesos de investigación-acción, se comprendan los fundamentos constructivistas del aprendizaje y se desarrollen competencias pedagógico-didácticas. Como ejemplos: