miércoles, 3 de febrero de 2010

Comparte tu mejor experiencia educativa



Hola, los invito a compartir en este espacio las actividades de aprendizaje que les hayan resultado más provechosas como estudiantes o cómo docentes. Continuamente recordamos algún día en la escuela en el que realmente aprendimos algo, alguna actividad que solicitó el maestro que guardamos en nuestra memoria por lo que significó para nosotros. Si logramos recuperar los mejores ejercicios, tareas, proyectos y actividades escolares podremos darnos cuenta cúando es que una persona aprende realmente y será un repositorio único de sugerencias para el profesorado.


Para poner en marcha este experimento, les comparto una primera anécdota en mi faceta de estudiante: En la Facultad de Ciencias Químicas de la universidad pública en la que estudié (BUAP) había un profesor al que todos trataban de evitar en el armado de sus horarios cuatrimestrales debido a la fama que tenía de exigente y reprobador. Aquellos que llevaban buen promedio lo eludían para no poner en riesgo su promedio y los que no llevaban tan buenas notas lo evitaban porque existía la leyenda -en parte cierta- de que aprobaba a muy pocos en el grupo. Era verano y en esa época los más adelantados en la universidad teníamos la oportunidad de adelantar una de las últimas materias de la currícula: Toxicología. Por cuestiones del destino, fue este personaje al que llamaré cariñosamente "El Doctor" el único docente que asignó la Coordinación Académica para impartir la asignatura. Recuerdo que más de uno de los "cerebritos" que pretendían adelantar la materia prefirieron postergar cuatro meses su graduación con tal de evitar al temido "Doctor" y asegurarse un buen promedio. En fin, un grupo de compañeros de muy buen nivel éramos más prácticos y confiamos en que nuestras capacidades, buenos promedios y buenas influencias con los demás docentes de la Academia acabarían ejerciendo la presión suficiente sobre aquel sujeto para evitar malas notas. Fuimos un grupo de alrededor de 12 "arriesgados" -el 80% con alto promedio- (9 o más).
Nunca había conocido ni he vuelto a conocer a un tipo semejante. Tenía un aspecto un tanto desaliñado, siempre con una bata que en algún momento debió haber sido blanca, a veces utilizaba una gris u otra café, bebía tazas de café como agua de tiempo -incluso frío-, utilizaba calzado sport de modelo no reciente, despeinado frecuentemente, con un bigote francamente rebelde, ojos que parecían desorbitarse cuando se irritaba, párpados que reflejaban la lectura de decenas de artículos sobre la enfermedad de Pakinson y de Alzheimer y un lenguaje franco y rudo.
Las primeras sesiones fueron un calvario por la cantidad de información, de lecturas y tareas que solicitaba, el grupo se sentía rebasado y asustado. Recuerdo que las sesiones de laboratorio que dirigía eran los sábados y que en una ocasión nos hizo asistir en día festivo, de modo que mientras mi familia y mi novia viajaban a Acapulco yo tuve que ir a alimentar a las ratas y dosificarles una solución. El primer examen que nos aplicó tenía casi 100 preguntas, muchas de ellas repetidas, otras mal redactadas, y otras tantas que no correspondían a lo que habíamos trabajado en clase. Recuerdo su frase al entregarnos calificaciones: "Están sumidos en el fango". Nuestras reservas y angustias se fueron convirtiendo en cólera y chistes de pasillo. No obstante, me impresionaba su pasión por lo que hacía. Trataba a sus ratas como reinas, había convencido a varios estudiantes de que fueran prácticamente sus esclavos, días y tardes y fines de semana para cuidarlas y realizar los experiementos programados. Estos consistían en experimentos de laberinto, cirugías cerebrales y de ovarios, entre otros. Hablaba de los efectos de las sustancias tóxicas con tanta vehemencia que casi podía imaginarlo administrándose todo tipo de enervantes y sustancias estimulantes para probar sus efectos fisiológicos "in vivo".
Cuando me percaté de que sus criterios de evaluación eran cambiantes y sus exigencias cada vez más ridículas, decidí emplear otra estrategia: darle más de lo que pedía. Así que cuando nos solicitó hacer un cartel sobre los efectos tóxicos de algunas sustancias, preparé junto con mis compañeros de equipo un trabajo sobre las Dioxinas y sus efectos dañinos en el organismo; colocamos la molécula, ejemplos de su producción, sus posibles mecanismos de acción, etc. Lo imprimimos en plotter y nos preparamos para dar toda una cátedra sobre ellas. Llegado el día, el "Doctor" sólo asintió y nos dijo "bien, hay que volver a hacer esto".
Después se le ocurrió la idea de envenenar a las ratas con diferentes soluciones de plomo y registrar los efectos tóxicos en riñones y otros órganos. Pusimos tanto empeño en aquella tarea que aún recuerdo un sábado en el que dijo: "Porque no compramos una pizza mientras colocamos las tiras reactivas y esperamos hasta que la rata orine". Recuerdo bien ese día porque por primera vez parecíamos todos contentos. Creo que nos había convencido. Quizás esa sea la época que evoco cuando pienso en la difícil y emotiva vida de estudiante universitario. Nos pidió cooperación para la comida y el cuidado de las ratas y se la dimos; a cambio, nos enseñó a realizar experimentos con fármacos convulsivos y tuvimos que presenciar el triste espectáculo de las ratas azotándose contra las paredes de una tina. También hicimos experimentos en el laberinto y hasta pudimos presenciar una cirugía de ovarios. Aún recuerdo nuestra preocupación porque la dosis de ketamina no nos parecía suficiente y temíamos ver a la rata despertarse y retorcerse de dolor. Recuerdo que a algunos compañeros les enseñó como hacer cirugías estereotáxicas mientras otros mirábamos los apagados ojos rojos de la rata que colocaba en posición entre las barras de metal. En medio de todo este vendaval de actividades yo ocupaba mis tardes para investigar y elaborar presentaciones en power-point sobre algunas sustancia alucinógenas, el tipo de receptores cerebrales a los que se unen, los neurotransmisores que liberan y los efectos que provocan. Fueron trabajos realmente excepcionales -al menos me lo parecieron a mí- en los que coloqué imágenes, tablas, referencias bibliográficas y que titulé: "Saliedo del fango 1" y "Saliendo del fango 2". Se los envié por correo.
Al final del cuatrimestre fuí el único que obtuvo 10 y después de 6 años aún recuerdo las frenéticas clases de aquel hombre,su obstinación con el Mal de Parkinson y el Alzheimer y a pesar de que sigo pensando que carecía de muchos elementos didácticos y pedagógicos, creo que fue una de mis mejores experiencias educativas.

De hecho, encontré esto en ta red:

http://www.madridiario.es/jorgejuan/noticia/2009/julio/general/109411/


Espero que ahora ustedes compartan algún episodio de su formación que los haya marcado positivamente.



Con sus aportaciones podremos favorecer una educación que impulse los talentos de todos. Con educación hay más ideas, con ideas negocios y con negocios prosperidad.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, yo también fuí estudiante de QFB y ese señor me daba miedo pero coincido en que hay experiencias que nos marcan. En Fisiología. con otra maestra logré trabajar por única vez bien en equipo, la clave fue realizar las prácticas e involucrar cálculos, fórmulas y reflexión. No se trataba sólo de hacer un simple reporte sino de poner en juego otros conocimientos y explicarle a mi compañera de equipo el procedimiento adecuado lo que significó utilizar los fundamentos teóricos y encontrarles una utilidad en la práctica.

Atte. Guadalupe

Anónimo dijo...

Hola, la mejor experiencia que yo recuerdo fue en el Cecyte de Tecamachalco, cuando el profesor organizó una especie de rally de pistas escondidas en la escuela y cada uno de los equipos tenía que ir resolviendo acertijos de la materia de Química para acceder a las siguientes pistas. Fue divertido y nos exigió aplicar conocimientos, imaginación y trabajar en equipo.

Luis

Anónimo dijo...

Efectivamente durante nuestra etapa de estudiantes, todos vivimos experiencias que nos marcan. Cuando estaba a punto de desistir en mi carrera, conocí a un ptofesor de una excelente calidad humana, ya que no sólo era inteligente, puntual, responsable, organizado; sino que se preocupaba por sus alumnos, se acercaba a cada uno de nosotros y a manera de platica lograba trasmitirnos sus conocimientos ya que nos conocía y de esa forma entendía nuestra forma de aprendizaje, era muy motivante. El hecho de que el haya descubierto en mi un potencial que ni yo misma conocía ¡cambió mi vida! Ahora como docente, sé lo importante que es estar en constante comunicación y conocer a los alumnos.
Bety

Anónimo dijo...

recuerdo una experiencia es cuando cursaba le secundaria, pues al parecer presentaba problemas educativos no por carecer de conocimientos si no en el aspecto de conducta, para eso me cambiaron de la escuela secundaria tecnica a la secundaria maximino avila camacho, fue donde conoci a la maestra Rosa (rosita de cariño) la cual por desgracia como pensaba en ese tiempo y por fortuna ya recapasitandolo jejejjejej, me toco como asesora, en el grupo me encontre con dos amigios que hasta la feche lo siguen siendo, pues presentabamos las mismas caracteristicas de desorden, la maestra siempre batallaba con nosotros, pero decidio ponernos un trabajo especial, describir nuestro plan de vida a maquina de escribir y una exposicion de la misma frente al grupo, despues de de hacer la actividad por no merearlos con ell choro de como se me dificulto hacerlo en maquina de escribir, la meestra nos hizo cuestiones en base a lo que habiamos escrito, si pordriamos lograrlo conla actitud que tomabamos, etc. las cuestiones el razonamiento que ocurrio en ese momento me sirvio en parte para poder establecer un plan de vida y seguirlo, siento que si hubiera seguido con la actitud de en ese entonces a los mas que podria haber aspirado era terminar la secundaria, nos dijo que podiamos divertirnos pero siempre tenemeos que tener en mente nuestro objetivos.

Anónimo dijo...

Recuerdo que siendo estudiante de preparatoria en Guadalajara Jal. tuve un profesor de citologia que también tenía fama de "malo y especial en su catedra" pero considero que dejo huella en mi vida por la manera en que nos impartía la clase, era divertida y práctica, todo conocimiento teórico era llevado y aplicado a la práctica en el laboratorio.

Anónimo dijo...

una de mis mejores experiencias que he tenido cvomo alumna principalmente lo experimente cuando entre a la secundari ya que desde esa nueva etapa de mi vida me di la oportunidad de realizar otras actibvidades extras a lo que marcaba mi horario escolar, en la secundaria existian otras actividades extras , recreativas de cierta forma sin embargo la falta de experiencias y quizas el temor no te permiten explorar nuevos contextos , por lo que desde ese momento me di a la oportunidad de ingresar al grupo de música que estaba , desde siempre mi inquietu es tambien poder desarrollar una actividad artistica en donde pueda destresarme pero sobre todo conocer cosas nuevas , por eso aun sin el apoyo de mi padre decidi entrar a la benda de musica y el instrumento que elegi fue el saxofon ,yo habia cuestionado a varias personas sobre que instrumento deberia tonmar y pues al fin determine lo que yo crei conveniente para mi pero sobre todo lo que mas me gusto, durante tres años que pude estar ahi aprendi cosas maravillosas que ayudaron a mi persona principalmente a tener seguruidad en mi misma ya que era la unica saxofonista en la que recaia digamos en cierta forma el ritmo de la melodia pues aveces en algunas piezas yo era la titular principalmente aprendi mas hacerca de la musica creanme no es nada facil entender este lenguaje pero es bien divertido.

Anónimo dijo...

Hola,es muy agradable tener a maestros muy buena gente. Aún recuerdo a mi maestra de primaria, con ella estuve de 4° a 6° año, siempre tuve el promedio mas alto de mi grupo. Y ella me motivaba mucho para seguir estudiando. y siempre me decia que era muy bonito ser maestra;Gracias al apoyo de mi familia, puedo seguir estudiando y quiero lograr mi objetivo. SER MAESTRA DE PRIMARIA.

Anónimo dijo...

Hola... Una de las más peculiares experiencias ha sido con mis alumnos de quinto grado de primaría; un buen día en donde todo parecía realmente normal; hasta que caché a un unos niño, observando pornografía...Ups… Realmente fue un momento complicado puesto que aún carezco de experiencia en el aula, y no sabía qué hacer; obviamente la represión y los castigos no tendrían grandes resultados, así que opté por calmarme y pensar una solución certera, decidí ir con los responsables, y hablar de manera directa, pero sin herir su moral en turno, pedí una investigación sobre el mismo el tema con preguntas como: qué es la pornografía, desde cuando surgió, en qué nos beneficia y perjudica, crear conclusiones; también pedí que los mismo estudiantes, hicieran unas diapositivas en Power Point, en una presentación para todos; ese mismo día en la tarde hice lo mismo estaba muy desorientada, realmente no sabía cómo manejar la situación, pero con ayuda de la internet investigué el cómo orientarlos, busqué y busqué, hasta que recordé una biblioteca virtual de psicología; al día siguiente ellos expusieron muy emocionados ; me topé con tres padres fueron a hablar conmigo porque no entendía el por qué de la clase, les sugerí que se quedarán en la misma, y así sucedió, los alumnos indicados, expusieron su tema, después pedí que los demás debatieran si era bueno o malo, según criterio propio, creció la polémica el beneficio de la duda; enfocamos en conjunto que la pornografía en nuestros tiempos, es un comercio que afecta la realidad puesto que las mujeres y hombres que participan en dichas películas son seres pagados que distorsionan la realidad y perturban las emociones, generando morbosidad, embarazos no deseados, ETS,VIH, etc. Interesante el manejo de la información ayudándome en la tecnología para canalizar situaciones complicadas pero reales en el aula. Considero que gané confianza en los alumnos; me hizo feliz. XD.